Desde Wellbeing by ResaHub, hemos hablado de cómo manejar el estrés, el autocuidado y cómo cumplir tus propósitos y, la verdad es que todos ellos van de la mano cuando hablamos del método para conseguir un bienestar físico. En este post, trataremos otros aspectos del deporte que no siempre se tienen en cuenta.
Sabemos que estamos a principios de año, los propósitos abundan y los gimnasios se llenan de ilusiones. ¡Vamos a por ello! Si has decidido empezar a hacer deporte, tendrás una buena parte asegurada de tu salud. Estamos hechos para movernos. A diferencia de las plantas, tenemos músculos que nos permiten cazar, defendernos, reproducirnos… es normal que un órgano tan importante ocupe funciones como regular la energía, producir hormonas o ser una reserva de proteínas para hormonas, sistema inmunológico y otras estructuras. Aun así, pocas veces se le da la importancia que debería tener y dedicamos tiempo en otros quehaceres.
¿A qué dedicas tu tiempo?
Habrá recompensas que nos satisfarán más que otras en función del momento en que nos encontremos. Beber cuando tenemos sed, el placer de comer, que nos toque el sol un día de invierno, tumbarnos en la cama tras un largo día, etc. Existen muchos placeres que nos pueden satisfacer a corto plazo, pero no garantizan la felicidad a largo plazo. La felicidad se construye día a día mediante acciones que son más que placer. No es lo mismo recibir likes de desconocidos por Instagram que quedar con un/a amig@ que te quiere; no es lo mismo ver una serie pasivamente que aprender sobre una materia que te fascine; no es lo mismo jugar a videojuegos que conseguir la mejor versión de ti practicando deporte.
Eso sí, las cosas claras: si hace tiempo que no practicas deporte, no te recompensará de inmediato. Te cansarás, no sabrás lo que estás haciendo y solo te sentirás bien cuando pares. Ah, y no nos olvidemos de las agujetas posteriores. Vaya ánimos ¿eh? La cuestión está en la repetición. Cada vez que entrenemos, sentiremos que nos cuesta menos esfuerzo, ganaremos coordinación y seremos capaces de rendir mejor en cada sesión. El deporte sigue lo que se conoce como un proceso hormético: en pocas palabras, pequeñas dosis de veneno que te hacen más fuerte. Y nadie quiere ser débil.
Fijaros que, aunque la mayoría de las personas acudan a un gimnasio por estética, aquí estamos hablando de salud, de un propósito, de sensaciones que encontraremos a lo largo del proceso. Está claro que modificaremos nuestro exterior: será uno de los resultados del esfuerzo; pero es más interesante lo que opinemos nosotr@s de nosotr@s mism@s que la gente de nosotr@s.
¿Cómo podemos empezar este cambio y que perdure?
En el post de cómo cumplir con tus propósitos trazamos un plan general fuese cual fuese tu objetivo. Si nos centramos en el deporte, podemos utilizar estrategias que nos aporten gratificación inmediata. Como comenta Ramón Nogueras en el podcast FullMúsculo, una buena forma de recompensarte es llevar un seguimiento del progreso. Por ejemplo:
- Tener un calendario y marcar cuántos días has entrenado esta semana/mes. Ver la constancia plasmada con una cruz en el papel nos motivará a ser constantes, que es lo realmente importante.
- Tener una tabla para ver cuánto has levantado/qué distancia has recorrido. Llevar un registro de cada sesión te motiva a seguir mejorando. Se convierte en una competición contigo mism@. Similar a lo que comentábamos de la felicidad: es un proceso que se construye día a día, un propósito que nadie más va a hacer por ti 😉
- Cómo te sientes después del entreno. Podemos poner una nota para entender otras variables, como tener una semana difícil, la calidad del sueño, haber entrenado con más frecuencia, la recuperación, etc.
- Grabar un vídeo de la técnica…
Al fin y al cabo, estamos hablando de tomar consciencia de lo que hacemos. Muchas veces, escapar de este piloto automático es lo que nos cuesta más. Es curioso ver como muchos resident@s descubren el deporte al final de la carrera y lo incorporan en sus vidas por el break mental que les produce. Y no sabes lo importante que es esto.
Cada vez que te mueves tienes que estar atent@ al medio que te rodea, conocer la posición de tu cuerpo, planificar una trayectoria, pensar en todas las variables posibles, etc. Todo ello se procesa en tu cabeza en base a unas memorias que, a su vez, vuelve a registrar. ¿No te parece maravilloso? Todo este proceso atencional está llevado a cabo por la dopamina, neurotransmisor que se ha popularizado gracias al neurólogo Andrew Huberman. Es por esto que el deporte se relaciona con una mejor cognición y retención de la memoria. Tomar una ducha de agua fría, hacer esprints, levantar pesas o tomar café – todo ello son acciones que elevan la adrenalina – tras una actividad atencional, como estudiar, hará que el cerebro lo registre como un evento importante y… ¡Nos será más fácil aprobar los exámenes!
Como apunte final, si sólo entrenas con ejercicios de fuerza, serás una persona va al gym una hora, sí; pero sedentaria el resto del día. Por el contrario, si eres una persona que sólo hace ejercicio cardiovascular, dejarás atrás una gran parte de los beneficios del ejercicio de fuerza: mayor cantidad de músculo, mayor metabolismo, masa ósea, ligamentos, movilidad, etc. Escoge el que quieras, pero piensa que el primero no se solapa con el segundo, sino que ambos suman en lo que llamamos salud.
Esperamos que este post os motive a seguir con vuestros entrenamientos y recordad que, si necesitáis asesoramiento nutricional o en esta materia, ¡podéis contactar a Guillem Mayoral, el nutricionista de Resa Eat Well, para que os guie en el camino!
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