El pasado mes, un residente de la Residencia O Castro de Vigo: Brais Suárez Eiroa, dio una charla sobre contaminación y reciclaje. Por lo que he querido re resuma algunas de las ideas que él nos ha trasmitido, y porque ciertamente hay bastante preocupación ante la situación actual, que desafortunadamente no está llena de buenos pronósticos.
Teniendo en cuenta que respiramos unos 15 Kg de aire al día, quizá sería sensato tratar de que esto se hiciera de la manera más limpia posible. Hace aproximadamente unos 200 años que esto dejó de ser viable. Las consecuencias del impacto antropogénico son visibles y evidentes, de tal forma que estamos envueltos por un camino exponencial hacia la destrucción de todo aquello que nos rodea y que nos mantiene con vida.
Por suerte o por desgracia, los últimos estudios de importantes instituciones a nivel europeo han demostrado que el aire en el que estamos inmersos está completamente contaminado; partículas de COVs, aerosoles, óxidos de nitrógeno y muchas otras substancias que alimentan nuestros pulmones cada día. Y como resultado final: cada vez más enfermos de cáncer, incremento del número de gente alérgica, problemas respiratorios y muchas cosas más.
Me atrevería a decir el elevado uso de pesticidas en la agricultura o el temeroso descontrol del que goza la industria ganadera hace que no podamos comer ni beber más que productos contaminados, es una característica que parece haberse apropiado de nuestra naturaleza humana: La destrucción. Sin embargo no es esto el mensaje que quiero compartir con vosotros. Sino el de que hay un sinfín de oportunidades para cambiar todo esto, comenzando por rebajar el consumismo a todos los niveles. De hecho, existe una idea conocida como la ley de las tres R: Reducir, Reusar y Reciclar (y el orden a seguir es importante).
Reducir el consumo evita la necesidad de seguir desequilibrando la naturaleza que nos rodea y de participar en el impulso de las injusticias sociales que permiten conseguir a los países desarrollados aquello que quieren. Reusar es el segundo paso después de haber consumido algo. Reciclar ofrece la posibilidad de volver a fabricar productos sin necesidad de acudir a nuestro medio ambiente, el cual vivía en paz y armonía antes de que el hombre “pos-moderno” pisara su suelo.
Reciclar supone un ahorro importantísimo de energía, y como un 90% de ella viene de la quema de combustibles fósiles, se evita un porcentaje muy importante de contaminación. Pero también trae consigo la reducción de la necesidad de quitarle a la naturaleza eso que es suyo, las materias primas (por ejemplo, se evita la deforestación). Además, se evita que productos que emiten substancias contaminantes sean incinerados o sean almacenados en los vertederos, los cuales se empieza a temer que no tengan sitio para albergar todos los residuos que se generan. Más aún, reciclar tiene consecuencias tan positivas como lo es la necesidad de mano de obra y por tanto la creación de puestos de trabajo. Sabiendo todo esto parece insensato no tener la necesidad de empezar hoy mismo a participar en un proyecto a nivel global en que todos estamos inmersos.
Estas son las pautas de cómo hacerlo:
Por: David Suarez