La disonancia cognitiva y las novatadas
Algo muy curioso que sucede con nuestro cerebro es que busca nuestro bienestar. No lo hace desde una visión romántica, sino desde una necesidad de equilibrio interno. Si hace tiempo que estás despierto, hará que duermas. Si se reducen tus reservas de energía, hará que comas. Y esto no sólo lo hace con procesos fisiológicos, sino también mentales.
Cuando hablamos de procesos más mentales, el cerebro se enfrenta a una disonancia cognitiva. Se trata de un conflicto mental entre lo que nosotros creemos o pensamos y lo que experimentamos en la realidad. Esta diferencia de expectativas nos genera un malestar que tratamos de resolver de varias formas.
Por ejemplo: Si te consideras una persona que respeta el medioambiente, pero te has olvidado de reciclar una botella, te sentirás mal. Pero es posible que pienses: “Bueno, por un día no pasa nada. El próximo la tiro donde toca”. Esto es un ejemplo de reducción de la disonancia, en la que tu cerebro salva tu malestar racionalizando el comportamiento. Otro ejemplo sería considerar que eres una persona respetuosa y, en una discusión, insultas a alguien. Podrías pensar que “Por lo menos, no soy como X que pega”. En este caso estarías relativizando tu comportamiento comparándolo con el de otra persona (mucho peor en este caso).
Aunque suene exagerado, este tipo de mecanismos también explican cómo llegamos a involucrarnos en situaciones más extremas.
¿Cuáles son los efectos negativos de las novatadas universitarias?
Las novatadas, lejos de crear una secta, son un ejercicio de reducción. Mientras hay un acto de ridiculización, piensas: “¿Qué estoy haciendo aquí?” Pero, cuando acaban, la sensación es de “Ya que he aguantado todo esto, ahora no puedo bajarme del carro. Sino, todo lo que he hecho para pertenecer al grupo, no habrá servido para nada”. Y como tenemos una gran concepción de nosotros mismos, esto crearía una disonancia aún mayor, por lo que es más fácil seguir pensando que ha merecido la pena en vez de aceptar la realidad.
Al final, las novatadas no fortalecen vínculos, sino que los distorsionan desde su origen. Entre otros:
- Rompen la confianza grupal desde el inicio: la relación empieza en desigualdad, no en reciprocidad.
- Desdibujan los límites del respeto: fomentan el aguantar en lugar del cuidado.
- Generan miedo, no pertenencia: se confunde integración con sumisión.
- Normalizan dinámicas de poder tóxicas: quien sufre una novatada puede replicarla después para recuperar poder.
- Reprimen la autenticidad: si alguien entra al grupo desde la humillación, puede sentirse obligado a encajar, no a mostrarse como es.
Crean cultura de silencio o pasividad: muchos presencian pero no actúan por presión grupal
Hay muchas otras formas de generar comunidad desde el respeto y la diversión. Por esto, cada residencia de Resa cuenta con el programa de StudentLife en el que se promueven actividades para integrar a los residentes y generar una comunidad.
La influencia del sentimiento de pertenencia en las novatadas
«No me estoy riendo de ti, sino contigo.”
La fina línea que separa una novatada de las jornadas de integración es desde donde se hace. No me estoy riendo de ti, sino contigo. La gymkana sucia, por ejemplo, es una de las actividades que se hacen en las jornadas de integración en la que, si no quieres participar, no tienes por qué hacerlo. El momento en el que se acaba el juego es cuando alguien deja de pasárselo bien. Nadie te va a señalar con un dedo si no asistes a esta actividad. Dispones de una gran variedad de actividades a lo largo del curso para que descubras a nuevos compañeros cada día. Esto sí es generar comunidad desde el respeto y la diversión.
El deseo de pertenecer es humano, pero la forma en que lo cultivamos importa. Tenemos la oportunidad de crear comunidades donde la risa, el respeto y el cuidado estén por encima del miedo o la vergüenza. Y eso empieza por cuestionar prácticas que ya no tienen sentido y proponer otras que sí.