Hoy estamos de celebración: ¡Es el día mundial de la salud! Todos sabemos que es un tema importante y, aunque lo hayamos tratado desde diferentes ángulos desde los programas Resa Eat Well y Wellbeing, ¡siempre hay algo que aprender!
Para empezar: ¿Qué entendemos por salud? La definición que nos da la OMS es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Magnífico, pero poco nos dice si la buscamos en un momento concreto o la queremos sostenida en el tiempo; si me puedo considerar una persona sana siendo miope; o, ni mucho menos, de cómo conseguirlo. Al final, esta definición es una etiqueta con muchas casillas que cumplir.
A lo mejor podríamos darle la vuelta y buscar nuestra definición de salud. Es cierto que hay unas categorías que son universales para todo el mundo: descanso, alimentación, gestión emocional/estrés, estado físico, entorno social, etc. Todas acaban sumando al resultado que llamamos salud, pero la proporción difiere de persona a persona.
Nuestra genética, la de nuestros progenitores, el entorno y la historia que hemos vivido hasta el día de hoy han condicionado nuestra forma de ser y ver el mundo. Somos el resultado de una serie de factores que podemos y que no podemos controlar.
- Si padecemos una intolerancia, deberemos estar más atent@s a lo que comamos
- Tener una personalidad introvertida hará que, probablemente, tengamos un círculo social más reducido.
- Si nos torcemos un tobillo y afecta nuestra dorsiflexión, tendremos una peor sentadilla.
La definición de la OMS puede pecar de sencilla, al hacernos confundir el resultado (la salud) con la labor que conlleva conseguirlo (trabajar con nuestra genética, comprender quiénes somos, etc.). Citando al psicólogo Carl Rogers “una vez me acepto como soy, me es posible cambiar”. Y tiene toda la lógica: si no sabemos dónde estamos, no podremos saber qué mejorar. Tod@s tenemos unas cartas y una partida que jugar, pero no por ello nos tiene que alejar de nuestra mejor versión.
Dicho esto, vamos a ver cómo podemos conseguirlo 😉
Dimensiones de la salud
Todas las categorías que hemos mencionado antes tienen una interacción las unas con las otras:
- Probablemente, el descanso sea la que tenga un mayor impacto sobre el resto. Puedes no comer un nutriente durante unos días, pero una noche de insomnio repercutirá sobre cómo gestionas tus emociones, la toma de decisiones, como metabolizas la comida… e incluso repercutir en el descanso del día siguiente.
- Tu entorno social y familiar son una red a la que acudir cuando se necesita apoyo y ayudan a regular tus emociones. También serán las personas con las que compartirás más tiempo y acabarás adoptando unos hábitos similares a nivel de deporte, alimentación, ocio…
- Por una parte, cómo te alimentes determinará la forma en la que funcionará tu cuerpo, el descanso, rendimiento mental, etc. Por otra, también puede ser consecuencia de cómo gestiones el estrés, tu entorno social u objetivos de recomposición corporal. Los alimentos no sólo te aportan energía, sino que obtenemos los materiales necesarios para construir estructuras y las herramientas para mantenerlas. De la misma forma que tomar un suplemento no nos va a solucionar la vida, comer “grasa” o “proteína” puede no bastarnos: necesitamos ser capaces de utilizarlas. Tener una deficiencia de un micronutriente hará que nuestro metabolismo compense por otras vías, afectando a nuestra salud.
- Como ya os contábamos en este post, la actividad física contribuirá a un mejor descanso, un mejor metabolismo de los nutrientes o un cambio en la gestión de tus emociones. Nuestros músculos son más que órganos locomotores: también producen hormonas y se encargan de regular otras funciones del cuerpo. Además, estimula el cerebro al necesitar un cálculo espacial, previsión del siguiente paso, percepción del estado del cuerpo, focalizar la atención a un propósito, entre otros. Por estos motivos, es uno de los tratamientos que se prescriben en la depresión o la ansiedad.
Vale, listadas una por una puede hacerse cuesta arriba, sobre todo si queremos mejorar alguna de ellas. Pero todos disponemos de las mismas 24 horas, y nuestro éxito dependerá de cómo las invirtamos. A lo largo de un día hacemos una gran cantidad de actividades. De estas hay, concretamente, una serie de acciones que repetimos y acabamos por no ser conscientes cuando las llevamos a cabo. Estas son los hábitos: acciones tu cerebro ha mecanizado y ya no tiene que destinar energía para que las hagas conscientemente.
Si queremos integrar un nuevo hábito, tendrá que ser recompensante para el cerebro, de lo contrario, nos causará fatiga. Entonces, podemos aplicar técnicas como emparejar actividades que nos gusten (tomar café) con actividades que tenemos que hacer (lavar la taza). Otra opción es juntar una actividad que ya haces (desempacar la mochila cuando llegas a casa) con la nueva que quieres implementar (ponerte ropa de deporte para que no te dé pereza salir a correr). Esto tiene mayor probabilidad de éxito si se anota en un papel. Buscamos eliminar fricciones, todo aquello que se interponga entre lo que quieres conseguir y tus esfuerzos.
Dicho esto, no es necesario andar con una agenda cuadrando todas las actividades que promueven la salud al milímetro o los macronutrientes en una aplicación. Hay gente que le representa un estrés soportar este tipo de estructura. Sin embargo, conocer el porqué de las cosas puede tener un mayor impacto a la hora de tomar ciertas decisiones. Menno Henselmans en el libro de La ciencia del autocontrol cuenta la diferencia entre la adherencia a la dieta paleolítica – que prohíbe consumir cereales al ser introducidos con la llegada de la agricultura – y el libro Cerebro de pan que enumera las razones por las que el pan puede no ser interesante en la sociedad actual. Al final, la gente abandona la dieta paleolítica al no tener más argumentos que una simple prohibición.
Aquí está una de las bases de los programas Wellbeing y Resa Eat Well: creemos que tener una base de conocimiento será una de las claves para que puedas tomar decisiones que velen por tu salud. Queremos que la estancia en la residencia no sean sólo cuatro paredes en las que dormir o comer, sino un sitio del que puedas llevarte incluso cuando no estés con nosotr@s.
Al principio del post comentábamos que siempre hay algo que decir. Recientemente, miraba las publicaciones de la cuenta @fitness.revolucionario en Instagram y me fijé que se repetían publicaciones en varias ocasiones. Incluso la calidad de las imágenes se iba perdiendo, como si hubieran hecho una captura de pantalla. En ese momento pensé: “Vaya con el community manager, no entiendo por qué no cambia el mensaje.” Entonces caí en que no es necesario buscar 20 formas distintas para transmitir un mensaje, sino hacer que se quede. Porque cuerpo tenemos uno, igual que mente; igual que salud.
Así que, celebremos cada día, el día de la salud.
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